Los problemas cardiológicos en mujeres causan ocho veces más muertes que el cáncer de mama

Pese a ser una enfermedad asociada principalmente con el sexo masculino, los problemas cardiológicos causan ocho veces más muertes que el cáncer de mama entre las mujeres en Argentina, según cifras del Ministerio de Salud. Prestar atención a posibles síntomas, consultar al médico y reducir el estrés figuran entre las principales recomendaciones.

De acuerdo a datos de la cartera sanitaria, en 2015 hubo 151.672 muertes en mujeres con “causa conocida”, de las que 48.643 (el 32,1%) correspondieron a enfermedades cardiovasculares (patologías del corazón, cerebro, aterosclerosis), mientras que el cáncer de mama produjo 5.970, y la sumatoria conjunta de todos los tipos de cánceres alcanzó los 31.323 reportes. En definitiva, fallecen por año ocho veces más mujeres a causa de una patología cardiovascular que por cáncer de mama.

“Muchas veces las mujeres, su entorno y los propios médicos suelen minimizar los síntomas y no darle importancia, desatendiendo situaciones que tomadas a tiempo ofrecen un mucho mejor pronóstico, eso se traduce en elevados índices de mortalidad femenina por causa cardiovascular, que en gran medida pudieron haberse evitado”, manifestó Aníbal Damonte, cardioangiólogo intervencionista, presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).


 

“Entre las recomendaciones, tenemos en primer lugar aquellas focalizadas en el evento agudo, que son ‘atender los síntomas’ y ‘buscar ayuda’, acciones urgentes que la persona y su entorno deben tomar y modifican de manera sustancial el pronóstico de éxito en el tratamiento”, subrayó Diego Grinfeld, cardioangiólogo intervencionista y vicepresidente del CACI.


 

El incumplimiento de todos estos pasos de prevención y acción ante los síntomas descriptos por el CACI hace que en promedio el tiempo que se tarda para llegar a la angioplastia, el procedimiento de desobstrucción y reperfusión coronaria por excelencia para restablecer el flujo sanguíneo, sea mucho mayor en la mujer que en el hombre.

“El ideal para la realización de una angioplastia es dentro de las primeras 3 a 6 horas de comenzado el cuadro, porque ante un evento coronario cuanto mayor sea la demora, más probabilidades habrá de que el músculo cardíaco haya sufrido un mayor daño”, concluyó María Celia Bayón, cardioangióloga intervencionista y tesorera del CACI.

En tanto, desde el Instituto de Neurociencias Buenos Aires (INEBA) señalaron que Argentina se convirtió en uno de los países de Latinoamérica con mayor tasa de mortalidad prematura por enfermedad cardiovascular en la población femenina: se estima que una de cada tres mujeres muere por esas afecciones.

El A-B-C-D-E del corazón

A – Atender los síntomas: muchas veces tanto ellas mismas como los propios médicos relativizan síntomas sin sospechar que se puede estar frente a la presencia de un infarto. Es importante que ante determinados síntomas se piense en la probabilidad de un problema cardiovascular, y que el médico no los minimice, sino que solicite los estudios y el tratamiento del mismo modo que lo haría con un varón.

B – Buscar ayuda: la persona no debe quedarse esperando que se reviertan los síntomas. Ante la menor duda, siempre es recomendable acudir a la guardia médica y descartar o atender en forma temprana cualquier posible afección cardiovascular.

C – Controlarse: a partir de los 40 años, e incluso antes si se presentan condiciones como enfermedad cardiovascular en la familia, los especialistas recomiendan visitar periódicamente a su médico y conocer y controlar los valores de los factores de riesgo cardiovascular, como por ejemplo el colesterol, la hipertensión arterial o el perímetro de cintura, entre otros.

D – Decidir cambiar: nunca es tarde para modificar aquellos hábitos que no nos hacen bien a la salud, como fumar, ser sedentaria, o alimentarse en forma inadecuada. Cualquier día es una buena oportunidad para tomar la decisión de abandonar conductas no saludables.

E – Manejar el estrés: lamentablemente las mujeres están expuestas a un mayor nivel de estrés que los hombres, debido a que además de su trabajo remunerado, realizan otros, como tareas en la casa y el cuidado de sus hijos.