SI LA FIESTA DEL CORPUS DOMINI NO EXISTIERA, HABRÍA QUE INVENTARLA.

claudio valerio_2017Por Claudio Valerio – Si hay un peligro que corren actualmente los creyentes respecto a la Eucaristía es el de banalizarla. En un tiempo no se la recibía con tanta frecuencia, y se tenían que anteponer ayuno y confesión. Hoy prácticamente todos se acercan a Ella… Entendámonos: es un progreso, es normal que la participación en la Misa implique también la comunión; para eso existe. Pero todo ello comporta un riesgo mortal…

Examínese, pues, cada cual a sí mismo y después coma el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.

Considero que es una gracia saludable para un cristiano pasar a través de un período de tiempo en el que tema acercarse a la comunión, tiemble ante el pensamiento de lo que está a punto de ocurrir.

Nosotros no podemos recibir a Dios sino como «Dios», esto es, conservándole toda su santidad y su majestad. ¡No podemos domesticar a Dios!

Ahora que la comunión se ha convertido en algo tan habitual y tan «fácil», la predicación de la Iglesia no debería tener miedo de utilizar de vez en cuando el lenguaje de la epístola y decir a los fieles: «¡Quien es santo que se acerque, quien no lo es que se arrepienta!».

La Eucaristía es, sobre todo, un memorial del amor del que no existe mayor; esto es, dar la vida por los propios amigos.