Lo dice un científico que huyó de Rusia, especialista en guerra química; fue el que usaron para atacar al ex espía ruso. En Salisbury hay al menos 60 personas afectadas.
Al menos son 60 las víctimas colaterales del intento de asesinato del doble espía Sergei Skripal y su hija con el gas nervioso ruso Novichok en Salisbury. Vil Mirzayanov, un científico especialista en guerra química rusa que huyó 20 años atrás después de trabajar en el proyecto, dijo que cualquier persona expuesta “aún a pequeños partículas de este letal gas nervioso va a desarrollar síntomas en los años venideros”.
“Está diseñado para producir irreparables daños al cuerpo humano y no tiene cura”, especificó.
Sus principales síntomas son: pupilas contraídas, salivación, espasmos, convulsiones, parálisis y el paro respiratorio.
El doctor Mirzayanov, que huyó de Rusia en la década del 90, explicó que Sergei y Yulia Skripal “quedarán inválidos si sobreviven y van a necesitar asistencia médica por el resto de sus vidas” por el daño neurológico que sufrirán. “No tiene cura”, afirmó.
El científico describió los “dolores de cabeza, dificultades para enhebrar el pensamiento, coordinación e imposibilidad de respirar” como los signos más visibles de contaminación.
La población de Salisbury se siente vulnerable ante estos trazos invisibles del gas nervioso, que ya han dejado a 60 personas afectadas. Al mismo tiempo, el gobierno advertía que sólo existía un “bajo riesgo de contaminación”. Una falsa evaluación y un sistema de salud británico que no podía reconocer los síntomas inicialmente y los mandó a su casa; desconocían el riesgo.
Hoy la población de Salisbury quiere seguridad y saber cómo va a afectar su vida, cuando sus calles están cubiertas de militares y científicos con trajes de protección. Se llevan objetos, automóviles, cocinas del restaurante Zizzis, mesas y todo lo que estuvo al alcance del paso del doble agente ruso y lo queman.
El Novichok fue diseñado en un laboratorio de un complejo militar soviético en el oeste de Uzbekistán, que era un laboratorio mayor para la guerra química de la entonces Unión Soviética. Fue descontaminado por especialistas norteamericanos en 1999, cuando se firmó un acuerdo para el desmantelamiento del instituto. En él operaban únicamente especialistas rusos y sólo cuando se fueron en 1993, el verdadero alcance de sus creaciones comenzaron a conocerse.