UN MES, UNA ETERNIDAD.

Por Daniel A. Vogel | DIRECTOR – Difícilmente encontremos en los anales de la historia del periodismo argentino y hasta casi diría mundial, un hecho delictivo de un homicidio como el ocurrido en Villa Gesell que haya perdurado tanto tiempo en los titulares de los diarios y ocupando la mayor cantidad de espacio en franja horario top de radio y televisión.

Es cierto que hoy día con la tecnología qué aportan los celulares, por ejemplo, podemos tener lista en segundos una cámara fotográfica, una filmadora, ser localizado en un determinado lugar con pocos metros de error por los GPS, disponemos instantáneamente de chats, mensajes de email y casi en simultáneo mantener un relato casi para Hollywood, vía Whatsapp. Es muy cierto que en toda esta variedad tecnológica la tienen a disposición principalmente los jóvenes que muy bien conocen y manejan cotidianamente. Así los hechos que ocurren en todos los ámbitos sean deportivos, sociales y/o como en el caso que nos ocupa delictivo, adquieran o generen mayor cantidad de información a la que teníamos, por ejemplo, sin ir más lejos, una década atrás.

Ahora las pruebas de que algo ocurrió no solamente quedan en las uñas en el caso de una defensa, en nudillos de una mano en caso de una golpiza o, simplemente en el hilo de sangre de un hecho consumado, para poner pruebas en la escena de un crimen.

Ahora, la variedad de pruebas documentales nos invade y con ello generan también cuando trascienden a los expedientes, una infinidad de “argumentos o contenidos periodísticos” qué pueden ser de interés del lector u oyente o televidente, en gran variedad y volumen.

Por ese motivo los medios de comunicación tienen comida diaria y para mantener a la audiencia enganchada en un tema en cuestión, en este caso el homicidio de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell a manos de un grupo de violentos hijos de esta tierra zarateña.

Ahora bien, el uso y abuso de esta información hace que quienes estén involucrados y no solamente me refiero a la víctima en este caso Fernando, sino a las familias de los 12 investigados, sino que también como ya he dicho, al entorno social comunitario como el nuestro.

Muchas veces el abuso o mal uso de la información con el afán de ganarle a la competencia audiencia, o el lograr un punto más de rating, hace que esta información -por cierto, importante- sea exagerada y/o hasta pintada de amarillo, muchas veces con mentiras o fabulas y qué pueda convertirse, en vez de contribuir a la investigación, a entorpecerla.

Esta semana se cumplió un mes del terrible y repudiable hecho de Villa Gesell que ha conmocionado para siempre a la ciudad de Zárate, a sus familias, dirigentes, autoridades y a sus comunicadores.

Puertas adentro deberemos revisar nuestra manera de relacionarnos, nuestra manera de convivencia repudiando a los violentos y delincuentes que nos quitan la calma social. Puertas afuera la sociedad deberá decidir si es este es el modelo de comunicación qué queremos seguir consumiendo. En lo personal, no.

Un mes ha transcurrido del asesinato de Fernando. Un mes qué parece una eternidad donde como dijo su madre en la marcha del 18 “Nos arruinaron la vida”, eternidad que vale para ellos los damnificados directos (familia de Fernando) y también para los imputados 11 familias zarateñas y hasta, para la del involucrado Pablo, testigo viviente de una de las tantas herramientas a desterrar de Bullying  y, de una difusión sin en argumento contundente de lo que los jueces y fiscales deberían volver a retomar el “Hablar por el expediente”, y los periodistas, saber leerlos.

Ha transcurrido un mes…, una eternidad.

AL QUE LE QUEPA EL SAYO...