ZÁRATE NO ES CAFFAROLANDIA… PERO A VECES SE LE PARECE

Por Eduardo Rivas – El asesinato de Fernando Báez Sosa por el que están imputados diez jóvenes zarateños puso a la ciudad y sus habitantes en el centro del debate nacional. La aparición de videos del accionar previo de algunos de los imputados sumados al testimonio de quienes dicen ser sus víctimas y el sospechoso silencio oficial, lo acrecentaron y agudizaron, y muchos sentían que cuando se criticaba cierto accionar se criticaba a Zárate y los zarateños. En mi opinión esto no es así, lo que se critica es una forma de actuar que no es propia de Zárate, aunque sí de Cáffarolandia, que de un tiempo a esta parte se ha convertido en alter ego la ciudad, una suerte de Dr. Yekill & Mr. Hyde citadino.

Porque Zárate no es lo mismo que Cáffarolandia, pero a veces se le parece.

Mientras en Cáffarolandia se promociona una costanera a medio terminar, porque de la parte que les interesa se encargarán los responsables de Zárate Chico, a pocos metros de allí, en Zárate, hay vecinos que no tienen agua potable y cloacas. Porque mientras en Zárate hay clubes que subsisten gracias al esfuerzo de padres y vecinos (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2019/06/14/lo-primero-es-lo-primero/) en Cáffarolandia hay un club que recibe millones de pesos para que un grupo de dirigentes puedan cumplir su fetiche de tener un equipo profesional de básquet.

Cuando en Cáffarolandia hacen una millonaria peatonal, en Zárate, a la vuelta de la misma, crece un pequeño vivero autóctono en los pozos que desde hace meses ocupan media calle Rómulo Noya, aunque nos quieran hacer creer que quienes recibieron dinero por la peatonal repararían, una vez más y perdimos la cuenta de cuantas son, el trabajo mal hecho de los desagües pluviales de la calle Noya. Porque mientras en Zárate muchos vecinos los días de lluvia no pueden salir de sus casas por el mal estado de las calles, en Cáffarolandia el dinero se destina a recitales multitudinarios.

Porque mientras en Cáffarolandia se vive en el cuento de la seguridad y la ‘Saturación dinámica en Barrios’ (http://www.zarate.gob.ar/?p=14347), en los barrios de Zárate la inseguridad, de manera muy dinámica, satura a sus habitantes haciéndose dueña y señora de vidas y pertenecías de los vecinos.

Por eso estoy convencido que no se critica a Zárate, se critica Caffarolandia. Se critica el silencio oficial por más de quince días frente a un hecho que hizo que Zárate sea sinónimo de muerte y violencia para muchos argentinos, se critica la falta de acción previa del Municipio, se critica que no se le haya pedido a Rosalía Zárate que diera un paso al costado, se critica que nadie pueda estar seguro que lo haya dado… por eso lo que se critica es Cáffarolandia. Pero no hay que perder de vista que fueron los votantes de Zárate quienes posibilitaron la existencia de Cáffarolandia.

Porque son los funcionarios del Municipio de Zárate quienes proponen y llevan adelante este tipo de políticas que hoy se critican.

Porque son los funcionarios del Municipio de Zárate quienes son cómplices de la violación de las ordenanzas vigentes, dejando que ingresen a los locales nocturnos más personas que las permitidas, o que se conviertan en locales nocturnos comercios que no están habilitados para ello.

Porque son los concejales de Zárate quienes votan, creo que muchas veces sin leer, las normas necesarias para la existencia de Cáffarolandia, aprobando presupuestos ficticios, sin políticas concretas, con programas sin fondos asignados y con un desglose de reparto de dinero que, ellos mismos saben, es ficticio.

Porque los vecinos de Zárate acompañaron, masivamente y con el mayor porcentual de votos que cosechó un candidato local desde 1983 a la fecha, una nueva reelección del intendente Osvaldo Cáffaro, en muchos casos por compartir sus propuestas, en otros por no encontrar una opción superadora y en casi todos los casos cerrando los ojos ante verdades evidentes que resultaban inocultables.

Por eso queda en claro que lo que se critica es la ciudad y sus habitantes, la pregunta es si los zarateños queremos vivir en Zárate o en Cáffarolandia. Si se quiere reconstruir Zárate o dejamos que la terminen de destruir.

Esta es la encrucijada del momento.

Estoy convencido que se debe reconstruir Zárate y para eso es necesario hacer a un lado la complicidad y a los cómplices de quienes destruyeron la ciudad, porque la ciudad son valores compartidos, no una costanera, un polideportivo millonario, un equipo de básquetbol con su nombre o una peatonal, una ciudad es que todos sus habitantes vivan cada vez un poco mejor, y no el ‘negocio’ de unos cuantos, una ciudad que de gusto ser vivida y no, como lo es hoy, que se la sufra. Una ciudad que, si tiene que elegir, dé seguridad a sus vecinos y no un show de fuegos artificiales, calles y veredas en condiciones y no carreras de powerboat, una ciudad real y no una ciudad de fotos y videos editados.

Y en esa tarea cada uno tiene que hacer lo que le compete. Ojalá este sea un nuevo punto de partida. Yo no quiero más Cáffarolandia, pero tampoco quiero el Zárate que nos ofrecen a cambio. El estar en boca de todos nos hizo topar con una realidad que muchos desconocían y muchos más preferían no ver. De nosotros depende si queremos seguir viviendo en Caffarolandia o volvemos a reconstruir el Zárate que queremos y nos merecemos.

El intendente municipal abrirá, en los próximos días, el periodo ordinario de sesiones en el Concejo Deliberante.

Hasta aquí, siempre habló de Cáffarolandia (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2019/07/24/caffaro-lo-dijo/), esta vez, ¿hablará de Zárate?