Consideran al invierno como un “imán de kilos”

La presencia del invierno, en muchos casos “decorada” por fuertes olas polares, está acompañada por varios factores que se traducen en kilos de más: el frío, la estacionalidad de los alimentos, baja de actividad física y los malos hábitos de alimentación.

Mientras el frío y los días más cortos acechan, las preparaciones y alimentos más deseados durante el verano como las ensaladas, verduras y frutas crudas van quedando atrás en la dieta diaria.

En contraposición crece el consumo de papa, batata, pastas con salsas, legumbres, carnes y panes entre otras debilidades. O sea, se comienza a dar lugar al deseo imperioso de preparaciones híper energéticas y cargadas de grasa y dulce, disfrazadas bajo el manto de “calentar el cuerpo”.

“La serotonina, neurotransmisor que encuentra sus valores más bajos durante el invierno, es el responsable, entre otras cosas, de nuestros estados de ánimo. Así es como instintivamente buscamos alimentos cargados de hidratos de carbono y azúcares (que en general también contienen grasas) para sentirnos mejor”, aseguró Magdalena Ramos Mejía, licenciada en Nutrición del equipo médico interdisciplinario de Gastroenterología Diagnóstica y Terapéutica (GEDYT).

Tips ideales para organizar la dieta diaria:

  1. Respetar el orden y cantidad de comidas diarias (realizar mínimo cuatro al día)

2. Cambiar las preparaciones pero no el tipo de alimentos: pasar de comer ensaladas con verduras crudas a verduras cocidas (por ejemplo: de una ensalada de hojas verdes, tomate, palta y pollo frío a un pollo al horno con calabazas al horno)

3. Agregar sopa de verduras o caldos al principio de cada comida para escapar del frío

4. Probar las frutas cocidas: las frutas también se pueden comer cocidas y hay muchas formas muy ricas de prepararlas. También existen las frutas de invierno que aportan innumerables nutrientes. En promedio durante el invierno un paciente en su peso ideal asciende de 2 a 3 kilos considerándose aceptable.

“En los obesos este aumento es mucho mayor, la lucha nutricional es histórica en esta población. Lo importante es tratar personal e individualmente cada caso”, explicó Luis Caro, director médico de GEDYT y jefe de gastroenterología del Instituto Alexander Fleming.

Por esta razón, el balón intragástrico es una alternativa indicada para personas que deseen descender entre 10 y 30 kilos o para pacientes con obesidad mórbida que necesiten una primera instancia de pérdida de peso rápida previo a someterse a una cirugía.

El profesional sostuvo que es imprescindible la necesidad de trabajar de manera conjunta con las distintas especialidades: psicología, nutrición, gastroenterología y la realización de actividad física.

“El apuntalamiento psicoterapéutico es muy útil a fin de trabajar la fortaleza no solo durante la etapa en la que el paciente tiene el balón intragástrico (6 meses) sino también luego de la extracción del mismo”, enfatizó el especialista.