Por Daniel A. Vogel | DIRECTOR – Nos toca sufrir. Rusia 2018 no es precisamente un mundial fácil, de esos que “hay números puestos” tampoco para nuestra albiceleste.
Y clasificar nos tuvo en vilo durante varios días, con angustia pero se logró clasificar.
Mientras tanto, acá en el país ocurren cosas y quienes recordamos varios mundiales ya a cuesta, sabemos que nuestro fanatismo pasional por la selección nos ha expuesto y expone, dejándonos muy vulnerables a las decisiones de inescrupulosos milicos o políticos que desde hacernos padecer la tortura por muerte o por hambre, se aprovechan de los mundiales.
Ahora mientras se producen casi en silencio actividades económicas que redundarán para bien o para mal de nuestra gente, estalla la esperanza ante Francia, después de estar solo a tres minutos de volvernos en primera fase.
Pedir que seamos menos pasionales, más racionales, parece ser una estupidez, pero no seamos estúpidos en pensar que se detiene nuestro destino que se juega minuto a minuto. Ojalá sigamos ganando en Rusia, ojalá dejemos de perder en Argentina.
AL QUE LE QUEPA EL SAYO...
