Un estudio en Australia analizó aguas residuales de vuelos internacionales y halló genes de resistencia a antibióticos que no aparecen en el país.
Lo que para los pasajeros es un trámite impostergable durante un vuelo, para la ciencia se transformó en una mina de información. Conectados a sistemas que almacenan aguas residuales, los inodoros de los aviones conservan rastros invisibles de cada viajero. En ese material descartado y anónimo, un grupo de investigadores encontró la forma de seguirle la pista a una amenaza silenciosa: las superbacterias resistentes a los antimicrobianos.
La investigación, liderada por la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO), analizó muestras de aguas residuales de 44 vuelos internacionales que aterrizaron en Australia. Los aviones habían partido de nueve países distintos. El resultado fue contundente: aparecieron nueve patógenos de alta prioridad y múltiples genes de resistencia a los antibióticos, incluidas cepas resistentes a varios fármacos que suelen circular en hospitales.
Un dato llamó especialmente la atención. En 17 vuelos se detectó un gen que vuelve ineficaces a los antibióticos de último recurso, los que se usan solo cuando fallan todas las demás opciones. Ese gen no apareció en las aguas residuales urbanas de Australia, lo que marca a los viajes internacionales como una posible puerta de entrada de superbacterias al país.
El mapa de los hallazgos también mostró desigualdades geográficas. Cinco patógenos se repitieron en todas las muestras, pero con variaciones notables. Los vuelos provenientes de Asia, en particular los de India, exhibieron concentraciones más altas de genes de resistencia que los llegados de Europa. De los 44 vuelos analizados, 18 salieron de India, 14 del Reino Unido, seis de Alemania y el resto de Francia, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Sudáfrica, Japón e Indonesia.
“Las aguas residuales de aeronaves capturan firmas microbianas de pasajeros en diferentes continentes, lo que ofrece una forma no invasiva y rentable de monitorear amenazas como la RAM”, explicó Warish Ahmed, investigador principal de CSIRO y autor del trabajo.
(RAM es la sigla de resistencia a los antimicrobianos, un fenómeno por el cual bacterias, virus y otros microorganismos desarrollan defensas que vuelven ineficaces a los medicamentos diseñados para combatirlos. La OMS la considera una de las mayores amenazas para la salud global.)
Los científicos comprobaron además que el material genético se mantiene estable durante 24 horas en contacto con los desinfectantes utilizados en los inodoros de los aviones. Esa resistencia refuerza la confiabilidad del método como sistema de vigilancia.
El estudio, publicado en la revista Microbiology Spectrum de la Sociedad Americana de Microbiología, fue realizado en conjunto con la Universidad de Xiamen (China), la Universidad del Sur de Australia y la Universidad Tecnológica de Michigan (EEUU).











